Según la Wikepedia se denomina oruga a la larva de los insectos del orden Lepidoptera que incluye las mariposas diurnas y nocturnas. Las
orugas son típicamente blandas y cilíndricas y a menudo poseen vistosos
colores, que usualmente advierten de su toxicidad o desagradable sabor. A lo
mejor por esto es que al Oruga le dicen oruga.
El Oruga es el interno que más tiempo lleva en la clínica.
Según él lleva unos veinticinco años, pero no se puede confiar mucho en él,
porque tiene apenas unos treinta años de vida, entonces o miente o estuvo loco
toda su vida. Los enfermeros lo quieren y lo dejan ingresar a sectores
prohibidos para el resto de los pacientes; puede entrar a la cocina a tomar
mates, al lavadero, y a jugar al ajedrez a la oficina del director.
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Me acerco violando todas las recomendaciones, me pongo en cuclillas
a su lado y apoyando las manos sobre mis rodillas le pregunto que está leyendo.
-Temporada en el Infierno – dice.
-Rimbaud – respondo yo y observo la tapa del libro para ver
de qué edición se trata, algunas vienen con tapa dura, otras con tapa blanda,
algunas traen dibujos en el interior.
El Oruga no dice nada, y yo me pierdo en la tapa. Amo a
Rimbaud, cito mentalmente algunos pasajes del libro, lo leí varias veces, y si
bien mi memoria no es exacta, algunas frases recuerdo. Pienso en mis amigos (ex
amigos tal vez, aun no lo sé) y recuerdo que en las noches de tequilas nos
emborrachábamos y leíamos juntos a Rimbaud en voz alta, analizábamos las
frases, los pensamientos, delirábamos. Los extraño.
Regreso a la situación. El Oruga me observa fijo. Ya no lee,
y en algún momento cerró el libro y no me di cuenta. Mueve imperceptiblemente
sus labios, como esos gatos que se saborean la comida antes de comer mientras
observan a sus dueños abrir la lata o la bolsa del alimento, escucho un leve
chasquido de su lengua, sus ojos comienzan a abrirse y una sonrisa asoma en su
rostro.
-Dame un beso – dice.
Yo grito y los enfermeros no tardan más de doce segundos en
rodearnos, uno me sujeta por la espalda y me aleja mientras me pregunta “¿Qué
hiciste nena, que hiciste?”, y los otros tratan de inmovilizarlo, cosa que solo
pudieron conseguir a través de una inyección.
-Solamente me acerqué a preguntarle que estaba leyendo, y
como conocía el libro le dije el nombre del autor, nada más.
Supliqué clemencia en la oficina del director. Querían
expulsarme de la clínica, darme sesiones de electro choques tres veces por
semana. Me culpaban por el estado del Oruga. Les hice entender que si me hacían
eso estaban ellos más enfermos que yo.
-Él se obsesiona muy rápido – me explicaron – Basta con que
una mujer le hable para que él se enamore perdidamente, se obsesione y la
persiga. Como siempre es rechazado se pone peligroso, primero intenta violarlas
y después matarlas. Esto nos pone en un problema grande, porque él tiene que
estar internado, y vos también.
Algunas internas comenzaron a mirarme mal. Me robaron las golosinas
y me cambiaron la medicación. Entre ellas decían que yo era mala, que por mi
culpa el pobre Oruga estaba atado a una cama, sedado todo el tiempo, que
deliraba recitando poemas improvisados de amor para mí, que como ni siquiera
sabía mi nombre me había puesto “Porcelana”, porque les decía a todos que yo
era una muñequita de ese material.
Me gusta el apodo Porcelana. Tiene partes iguales de ternura
e inocencia. Por sentimiento de culpa me siento en el mismo árbol que el Oruga
y leo desde ahí todas las tardes. A veces escribo algunos poemas y empecé un
diario. No hay mucho más para hacer, y menos para alguien que recién ingresa, no
tengo amigas y creo que no las voy a tener, los hombres me miran con cariño
pero no se animan a hablarme, algunos me conocen de afuera por mi actividad en
el arte y me ven como una celebridad, los inhibo, todavía no me dejan ver
televisión ni usar las computadoras, me tienen prohibido los celulares, me
quitaron el mp3 y no puedo manejar el reproductor musical de la sala de estar,
tampoco estoy por el momento autorizada a recibir visitas, pero sospecho que
mis amigos no van a venir. Camino bastante por el patio. No hablo con nadie,
solo con los doctores. Después descanso. Hay algunos talleres a los que
concurro de forma pasiva, en las clases de danza no bailo, solo voy a mirar, lo
mismo hago en las clases de costura, y lo del taller literario me da risa, pero
irme a mitad de la clase es de mala educación.
Las mujeres del lugar me odian. Como era una prohibición
acercarnos al Oruga todas las minitas lo veían como el fruto prohibido, la
tentación de la carne, etcétera. Lo querían y les gustaba porque les habían dicho
que no podían tenerlo.
Me enteré que el Oruga tuvo que ser trasladado a otra
institución, una un poco más severa y con mayor seguridad, y que a lo mejor no
vuelva a salir nunca en su vida. Porque apenas lo desataron de la cama intentó
suicidarse al grito de “si no puedo tener a Porcelana no quiero vivir más”,
tuve que preguntarle a un doctor si eso era cierto, porque si bien yo no hice
nada, una parte de mí se sentía culpable.
-Mirá – me confesó un médico – Estás en una clínica de
rehabilitación, con enfermos psiquiátricos, acá hay gente muy loca, enfermos de
verdad, no pasa mucho, pero puede ser que alguien se suicide alguna vez si nos
descuidamos.
Una de las doctoras me quiere hacer creer que estoy depresiva
y que tengo una obsesión gigantesca con negar mis problemas, que mientras no
reconozca esas cosas no voy a poder avanzar. Pero yo no estoy triste. Yo quería
hablar con un doctor, porque sé que las mujeres son envidiosas y celosas y que
no me iba a dar un diagnóstico objetivo. Pero me dijeron que eso es tener un
delirio de grandeza y me mandaron con esta tipa igual.
Es lindo el patio, me gusta el verde del césped, está bien
cuidado. La sala de estar tiene afiches de colores fabricados con cartulinas
pegados en las paredes. Un sábado por mes nos dejan organizar bailes en horario
“matiné”, sin alcohol. Mi habitación está en el tercer piso, la ventana (con
rejas) da al jardín, y de noche la Luna descansa y me cuida de frente.
La comida es rica.
Y el enfermero muy lindo.
(Del diario íntimo de Porcelana)
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