La plaza estaba semi
vacía, hacía mucho calor, y la gente normal no organiza citas cuando hace
calor, pero aquí tenemos al Creativo, sentado solo, en el único banco que no
poseía sombra, verán, el tipo para sufrir es mandado a hacer.
-Oiga amigo – susurraron
los Niños Brillantes – Parece que lo dejaron plantado.
-No, no, no, ella
jamás me haría eso.
-Pero estamos
esperando hace cuatro horas, y no queremos estropear sus planes, pero tenemos
esa leve sospecha que esta muchacha en cuestión ya no vendrá.
El Creativo, tal cual
niño al que acaban de quitarle el dulce que tanto anheló, apoyó sus codos sobre
sus rodillas, escondió su cara entre sus manos y rompió en llanto.
-Vamos hombre, no sea
exagerado, la gente lo mira.
-¡¡Que miren pues!! –
exclamó poniéndose de pie - ¡¡Miren aquí, oh, estúpido y frío pueblo, esto no
es más que un hombre desgarrado!!
Los comerciantes lo
creyeron loco, y así el Creativo debió darle explicaciones a los policías que
trataron de llevarlo detenido. “No quiero vivir en un lugar donde esté
prohibido sufrir por amor”, dijo agitando su puño, secó el sudor de su frente,
se prendió un pucho y se retiró a su casa.
Su hogar estaba
desolado, con un sutil pero no menos artístico aspecto de abandono, eso gusta a
las mujeres, fingir bohemia tiene levante por si solo, el problema real se
radica cuando la minita en cuestión descubre que esa bohemia no era fingida,
sino verdadera, y además de todo en un grado muy superior a ese primer engaño.
-No tengo cama porque
prefiero invertir en libros.
-Ay, sos un amor.
Claro que a la hora de
las bifes son pocas las mujeres que se atreven a copular sobre un colchón tirado en
el suelo, la mayoría guarda en su interior unas pizca de dignidad, alguna
promiscua, una borracha, alguna con las hormonas desordenadas quizás, pero no
una dama normal, que son, para desgracia masculina, las mujeres que más gustan.
-Pero me dijiste que
era un amor.
-Sos un loco de
mierda.
Portazo.
A otra cosa mariposa.
Las noches culminaban
generalmente con el Creativo leyendo algún pasaje al azar de Sobre Héroes y
Tumbas, y entre puteadas a Sábato por el final y una breve pero apasionada
autosatisfacción pensando en Alejandra, el sueño llegaba. El pasaje preferido
(NOTA DEL EDITOR: uno de los pasajes preferidos) es la parte donde Alejandra se
besa con un chico en la playa, y viene la tormenta, al Creativo le encantaría
ser ese chico. Otro pasaje lindo es cuando Martín se viste rápido luego del
coito, y como tiene vergüenza lo hace veloz para que ella no lo vea desnudo, y
ella le pregunta aun estando de espaldas si “¿ya terminaste?”, genial.
Alejandra es perfecta, al Creativo
también le encantaría ser Martín, y todos y cada uno de los amantes de
Alejandra.
-Amigo no insista –
recomendaban los Niños Brillantes – Sorprende que aun no se haya dado cuenta,
es usted un terco, las minitas como ellas no salen como tipos de su calaña.
El Creativo pensaba,
“me hice el payaso como recomendó Solari, supuestamente ellas aman los payasos,
claro que para eso de la pasta de campeón a mi no me da el cuero, quizás si
comenzara el gimnasio y tuviese músculos, y si me vistiera con ropa más linda,
si me peinara, si fuese más lindo a la vista, tal vez con algo de dinero... Tal
vez si naciera de nuevo…”
El Creativo escribe en
su diario “Busco a Alejandra en todas las mujeres, voy de boca en boca buscando
a ese personaje, a ese momento, a ese lugar de enamoramiento cálido, dulce,
tierno, a esa burbuja de bienestar que solo dura eso, y ya no regresará jamás”
Pero no todas pueden
ser Alejandra.
Con todos los avances
tecnológicos el Creativo sintió un descomunal deseo de escribirle a la mujer
que lo había dejado plantado. Pensó en insultarla primero, en ir de víctima en
segundo lugar, en hacerla sentir culpable, en hablar el tema de forma adulta, en
ignorarla, pero no hizo nada de eso, la amaba demasiado, y a pesar de sus
desenfrenadas ganas de pelear se llamó llamativamente a silencio, y se prometió
no volver a molestarla.
-Así se hace amigo –
consolaron los Niños Brillantes – Es lo mejor.
Palmearon su espalda.
Unos días después en
la misma plaza el Creativo alimentaba a un perro de la calle cuando la minita
en cuestión se sentó a su lado, de sorpresa (sí, como Alejandra en el Parque
Saavedra), lo miró, le dijo que quería darle un beso.
-¡¡NO LO HAGA AMIGO!!
- gritaron los Niños Brillantes - ¡¡ES UNA TRAMPA!!
-Oiga, active la
estrella que lleva dentro, active por lo que más quiera el mecanismo de
defensa.
Dicho y hecho. El
Creativo llamó a su Alter Ego, el Empresario Rocker, quien no tuvo delicadezas
con la mujer.
-No quiero, ya fue, es
mejor así, te quiero como amiga, vos te lo perdés, tengo otras candidatas en el
barrio, la verdad no me gustás tanto.
Pero las mujeres
hermosas tienen siempre un maldito As bajo la manga.
-Quiero hablar con el
otro.
-No está.
-Llamalo.
-No quiero.
-Le quiero dar un
beso.
-¿Solo a él?
-Sí.
-Este, bueno… digamos,
en este momento…
-Amigo, lo está
embaucando – susurraron los Niños Brillantes – Lo está hechizando, reaccione
carajo.
El Creativo abrazó a
la minita con la mayor ternura que pudo, su cintura era bella, el simple
contacto hizo que su piel se pusiera de gallina, ella cerró sus ojos como invitándolo,
ella esperaba, fue la perdición absoluta. Él, claro está, jamás besará a
Alejandra, pero supo en su interior que esos labios serían lo más cercano a
ella que nunca jamás en su puta vida probaría. El más rico caramelo que jamás comió. La cosa duró lo que dura un
beso. Ella se fue. Él se quedó.
-Amigo – los Niños
Brillantes se notaban alterados – Usted es más boludo de lo que aparenta.
-Sí.
-Ahora jódase.
El Creativo de regreso
a su hogar se sentó frente al espejo a debatir con su Alter Ego.
- Pa'tener un
Alter Ego que se borra en las malas prefiero tener un doble de riesgo cobarde –
arremetió furioso contra su otro yo.
-Es que es hermosa amigo, no me pude
resistir, pero ambos sabemos que este dolor valió la pena, su boca bien vale
algunas noches en vela – respondió Rocker desde el otro lado del espejo.
Ambos lloraron mientras leían el
pasaje en el que Alejandra se incendia.
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