domingo, 12 de enero de 2014

Las Plantas son Sabias

El Malherido es un personaje singular salido de ese semillero que es Vicky´s Books, por momentos parece estar tomando el control de la nota, por momentos parece estar tomando el pelo a quien lo reportea. Tan prolífico como polémico no esquiva ningún bulto y acusa a la sociedad de estar susceptible y demasiado expuesta.
Saquen sus propias conclusiones.



Periodista: -¿Quién es El Malherido?
El Malherido -¿Así  empieza su entrevista?
P: -Si, no esperamos menos de usted.
EM: -¿Esperamos? Aquí estamos solos usted y yo.  A excepción que usted considere que yo espero algo de mí, en cuyo caso es una deducción falsa.
P: -Me refiero al público y a los                que estábamos esperando su palabra después de su misteriosa huida a las montañas.
EM: -No tuvo nada de misteriosa, fue publica, todo el mundo supo que me fui. Otra vez más cayó en la falacia.
P: -Misteriosa por introspectiva.
EM: -Entonces introspectiva, las cosas por su nombre, por favor.
P: -Creo que empezamos mal
EM: -Coincido.
P: -¿Empezamos de nuevo?
EM: -Se lo pido por favor.
P: -¿Quién es El Malherido?
EM: -¡Y vuelve la mula al trigo! Supongamos que a usted se le presenta un genio y le concede comenzar todo de nuevo, su vida, su viaje personal. ¿Haría todo tal cual? De su respuesta depende la continuidad de la nota.
P: -Por supuesto que no.
EM: -Entonces imagine que soy un genio que le ha concedido semejante tarea, llévela a cabo con responsabilidad.
P: -¿Por qué decidió irse?
EM: -Estaba esperando, una mañana recién despierto, a Rocker en una terminal de ómnibus. Era temprano, tipo siete y hacía mucho frío. Me estaba frotando las manos y dándoles aliento para poder sobrellevar mejor la baja temperatura. Imaginesé la escena. En eso, irrumpe en la soledad del andén un testigo de jehová, el cual me da un volante explicativo con las bondades de su creencia con respecto a la depresión y al suicidio. Pensé en decirle miles de cosas creativas, locas, que lo desconcertaran o que al menos dieran origen a una discusión teológica sin el menor sentido, porque uno sabe que contra esa gente uno tiene las de perder, las de empatar significarían la gloria. Pero no pude decirle nada. El tipo creo que se cansó de hablarme y se retiró, yo tiré su folletito en un cesto de basura. Luego pensé ¿Y si el tipo tiene razón? ¿Si hay algo más? ¿Si necesito ayuda? ¿Estoy caminando el camino correcto? Estallé en una crisis y me tomé un colectivo con unos escasos billetes que tenía en el bolsillo y me retiré a la montaña.
P: -¿Por qué a la montaña si podría haberse alquilado un departamento en el centro o construido una cabaña en algún lugar alejado?
EM: -Porque la montaña es una metáfora.
P: -¿No hubo montaña?
EM: -Si la hubo.
P: -¿Está en su mente?
EM: -No, está, es el cerro Uritorco, en Cordoba y es bien real.
P: -¿Hasta allí?
EM: -La distancia de todo es la cercanía con uno mismo. Mientras más lejos estamos, mientras más solos, mientras más rústica sea la existencia, más claro se ve todo. Es como ver una foto, si te la pones pegada a los ojos, seguro vas a ver un manchón de colores; si le das una distancia, ves las formas, el entorno, los detalles, el paisaje, etc. Y eso necesitaba yo, verme desde otro plano, desde la lejanía pero desde la cercanía. La vida tiene otra óptica, empieza a tener protagonismo, uno se da cuenta que vive rodeado de cosas superfluas, cosas inútiles, las cosas realmente necesarias, como el amor o la paz, son intangibles o tienen la belleza de la sencillez de un abrazo o un beso. Todos tenemos una montaña a la que dirigirnos en alguna oportunidad, todos en algún momento caemos en la necesidad de extrañar ciertas cosas, que en definitiva es la única manera de valorarlas y eso solo lo aporta la soledad, la soledad que trae la montaña.
P: -¿Escribió algo en ese tiempo?
EM: -Me llevé lo puesto, mientras iba en la ruta mandé un mensaje a mis compañeros comunicándoles la decisión y arrojé el celular por la ventanilla del baño del micro.
P: -¿Cómo subsistió?
EM: -Me alimenté de vegetales que cultivaba.
P: -¿Por qué decidió volver?
EM: -Volví porque había encontrado la suficiente paz que necesitaba, el Cerro Uritorco es un centro energético por excelencia. Reacomodé algunas cosas que me estaban haciendo mal, muy mal, me estaba destruyendo. Le puse un poco de enduido al alma y me di una manito de pintura. Soy como un Zaratustra moderno, tal vez algún día haga un libro llamado ¨Así habló El Malherido¨ (Risas fuertes).
P: -Se lo ve menos malherido ¿Hora de cambiar su alter ego?
EM: -No, las heridas son cíclicas, la diferencia está en que no me ahogo en un vaso de agua. He crecido, he madurado, he aprendido de las plantas a que todo tiene su tiempo, hay un tiempo para brotar, uno para florecer y otro para marchitarse. El secreto es saber conservarse florido, saber escuchar a tiempo y saber hablar a tiempo. Las plantas son sabias.
P: -¿Y sus compañeros?
EM: -Muy bien, gracias.
P: -Pero digo ¿Cómo se tomaron esta decisión?
EM: -Por suerte tenemos un grupo increíble en el que subsiste lo humano, nos conocemos desde la escuela secundaria y eso hace las cosas muy simples. No es casualidad que con ellos hayamos hecho esto que todos conocen como Vicky´s Books. Respetamos los tiempos de cada uno, las necesidades y los espacios de cada uno. Somos una especie de familia Simpson del arte, pero sin esos aires de disfuncionalidad, solo la locura.
P: -¿Cree en Dios?
EM: -La pregunta es ¿Dios cree en mí?
P: -¿Por qué el misterio, los alter egos, las escasas notas, por qué no se muestran en público?
EM: -Estamos enfermos. (Risas) En un mundo en el que la sobreexposición abunda y es nociva ¿Para qué hacerle el caldo gordo al sistema? Si nuestros textos hablan por nosotros ¿Cuál es el motivo de una nota? ¿Para qué vamos a escribir en un muro en Facebook si estamos comiendo tostadas o acostados con la vecína? Con el progreso humano, al menos con lo que se considera progreso, han caído las paredes que delimitaban nuestra intimidad, no hay intimidad en un planeta en que la sociedad está demasiado susceptible y eso es una combinación explosiva. Una persona que quiere preservar su intimidad, que no se muestra, tiene algo que ocultar, es un resentido, un alienado o peor: es un loco o un potencial homicida.
P: -Por último ¿Quién es El Malherido?
EM: - Sacá tus propias conclusiones…


Lee más sobre Malherido en El Fanzine de Vicky.